Daniel Barut Espinal
Daniel Barut Espinal
Daniel Baruc Espinal Rivera es de Sánchez, Samaná, en la República Dominicana, y nace el 23 de abril del 1962. Es Licenciado en Filosofía y Licenciado en Ciencias Religiosas por el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino. Reside en México desde el año de 1988. Actualmente tiene la nacionalidad mexicana. Escribe poesía, cuento, Ensayo, novela y Teatro. Ha ganado dos veces el Premio Letras de Ultramar en el género poesía, con los libros “Roja iconografía de los otoños” y “La música y el vértigo”. También ganó, en el 2007, el Premio Internacional de cuento del Instituto de Cultura Puertorriqueña con el libro “poner la mano en el fuego”. En el año 2007 ganó el premio estatal de cuentos “José Agustín” y en el 2010 ganó el premio estatal de poesía de Guerrero, en donde reside actualmente, con el poemario “Memoriales y naufragios“. Ha obtenido menciones en Premio Mundial de poesía “Andrés Bello” (Caracas, 2009), Premio de Poesía “Pedro Mir” (Sto. Dgo., 2009), Premio de Poesía Copé internacional (Lima, 2012), IX Premio Bonaventuriano de Poesía (Cali, Colombia, 2013) y Juegos Florales Nacionales de la Plata (Taxco, Guerrero, México, 2013).
SINOPSIS SOBRE DANIEL BARUC ESPINAL
El poeta Daniel Baruc Espinal es uno de esos afortunados a quienes la poesía elige para manifestarse.
Ha habido un movimiento ascendente a mi parecer, en esta forma constante de interrogarla, y en la manera en que ella le ha respondido. De tal suerte que aprecio como una espiral. Baruc ya tiene resultados irreversibles, pero siento que lo suyo, su trato con lo poético es ya una espiral en la que no hay marcha atrás: se lo llevará a él devorado el resto de su vida, y seguirá ampliándose más allá de su desaparición física.
La parte asequible de este encuentro, aquello que podemos fijar o definir como visible en el trato de Baruc con la poesía, es una lenta paciencia de observación. Digamos que la ha ido cazando con astucia de sabio; podemos ver cuál es su puerta de entrada al mecanismo: la derivación.
Baruc ha ganado territorio a través de perspectiva. Se deja poseer de esa perspectiva, sigue siendo su dueño, sabe su Weltanschauung, pero deja que suene lo que Saint John Perse admitía como “el tambor de piedra del azteca”, y hay un movimiento en que se impone el vibrato, la perspectiva empieza a ser personaje, qué importa ahora lo que cuente, incluso lo que mire, todo está más allá, todo se ha complicado sin que lo advirtamos y parece que estuviéramos a punto de decidir el sentido o sin sentido del mundo. Esto es un gran poeta.
Carlos Santibáñez Andonegui, poeta mexicano.